Me hablaron del Proyecto Avanzo en Lyon, ciudad en la que estuve de “año sabático” antes de comenzar mis estudios universitarios. Me atraía no solo la idea de vivir con personas variadas, de distintas procedencias y modos de pensar y sino de que iba a poder trabajar en mi propia gestión del tiempo. Buscaba un proyecto como Avanzo, pues era mi primer año de carrera en una ciudad diferente a la mía donde no conocía a nadie. En Avanzo convives de un modo familiar con personas diferentes al mismo tiempo que puedes costear parte de tu estancia. El trabajo te proporciona muchas herramientas que te hacen madurar como persona: la responsabilidad de tener que tomar tus propias decisiones, sujetarte a un horario y tener que aparcar tus propios gustos, terminar hasta el final algo que has comenzado cada día,…etc. Estos ejercicios diarios permiten tu crecimiento como persona pues vas adquiriendo hábitos que antes no tenías, y que quizá nunca te habrías imaginado.
Los momentos de ocio y diversión también han sido muy buenos y los tengo en mi memoria como un recuerdo que pienso que no olvidaré jamás. Sobre todo las risas con las demás, esos momentos de buen humor que te hacen disfrutar haciendo felices a las demás. En Avanzo es mucho más lo que recibes que lo que das, sin duda un recuerdo para toda la vida.